domingo, 19 de agosto de 2007

EL DISCURSO DEL METODO.

Se divide en 6 partes, que plantean:

Primera Parte: Habla de la razón que consiste en aprehender la realidad con los sentidos y con el pensamiento, es como el buen sentido o el sentido común que nos hace comer si tenemos hambre.
Ser racional se trata de distinguir lo verdadero de lo falso, no de lo bueno y de lo malo como lo hacían los escolásticos que buscaban el bien por considerarlo verdadero. En cambio ahora, el bien no necesariamente será lo verdadero, que es lo que realmente importa. Se parte de una base falsa, porque todos no tenemos la misma capacidad racional, no todos tenemos sentido común, pero para Descartes si la tenemos, y por ende, hay que aplicar esa capacidad bien. Descartes cree que hay una base común para todos.

Segunda Parte: Plantea que todo el conocimiento anterior, osea, la escolástica, ha construido un edificio que no sirve. Él estudiará lo que acontece y se preguntara por todo. Desecha todo lo que los preceptores le enseñaron. Empezará de nuevo un terreno que solo le pertenece a él, llegando a una conclusión propia. En esto se pierde la idea de función social, de servir a los demás, de transmitir los conocimientos.
En esta segunda parte, plantea 4 principios que son necesarios para pensar, estos son:

1.- No admitir como cosa verdadera sino me consta que lo es, algo que sea dudoso. Nada es verdadero si no se comprueba.
2.- Dividir las dificultades en las que sea posible y en las que se requiera.
3.- Conducir ordenadamente el pensamiento de lo más simple a lo más complejo. Ascender gradualmente.
4.- Hacer en todo, recuentos y revisiones para asegurarse de no omitir nada.

Tercera Parte: En esta parte lo ocupa la Moral. Va a hacer una moral provisoria, no definitiva que consiste en 4 preceptos:
El primero dice que se debe apartar del exceso.
El segundo dice que será constante.
El tercero dice que procurará vencerse a sí mismo antes que a la fortuna.
El cuarto dice que eligió la carrera de filósofo y que seguirá siendo.

Cuarta Parte: En esta parte se busca la verdad usando el Método de la duda sistemática, que se trata de vacilar en una elección, en desconfiar de una verdad. Esta duda, que es la base del método cartesiano, es positiva, constructiva y no negativa, porque con ella se busca llegar a una verdad que no merezca duda, que es lo que busca Descartes. Duda de los sentidos, diciendo que la vista no proporciona una visión indudable, que la vista engaña. También rechaza todo lo que se afirmaba hasta ese momento, niega todo porque muchos se han equivocado. Además rechaza su propia experiencia y solo las considera como las ilusiones de sus sueños. Observa la verdad de que es él quien piensa, y deduce que "pienso y luego soy" (cogito, ergo sum). De esto deriva la res cogita que es la sustancia pensante, el hombre es una sustancia, una cosa, un sujeto que piensa. Ya no es criatura de Dios.
No como antes que el hombre existía porque existía Dios, que era su fundamento y el Primer motor donde radicaba la verdad. Ahora, en cambio, se parte del individuo, no se parte de la totalidad ni del universo del hombre, sino de éste como individuo.
En esta obra no aparece Dios, ya que el racionalismo parte del hombre, no de Dios. Aquí Descartes utiliza un principio de ficción, ya que finge que los sentido engañan.
Descartes dice que todo lo que pienso con claridad y distinción, versus las ideas oscuras y que se confunden con las demás, son verdaderas en su totalidad, este es su criterio de certeza, pero para esto hay que saber que las cosas son claras y distintas.
Descartes prueba la existencia de Dios a través del Argumento Ontológico, que ya lo había usado Anselmo de Canterbury.
Como conclusión se sacan las 3 sustancias que existen para Descartes:

1.- Res Cogitans: Homo "pienso, luego existo".
2.- Res Infinita: Deus (argumento ontológico).
3.- Res Extensa: Mundo, natura y cuerpo del hombre.

Quinta y Sexta Parte: Plantea las leyes que Dios ha establecido en nuestra naturaleza y que están impresas en nuestras almas. La res extensa está regida por leyes que Dios le imprimió y que también nos hizo entender a nosotros. Habla del Principio de la Causalidad, según el cuál todo fenómeno tiene una causa y produce un efecto. Esta es una ley invariable en la naturaleza.
Sin embargo Descartes no resuelve bien el problema de las sustancias, que es algo que identifica a un sujeto o a un fenómeno según éste.

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