Es el más grande de los humanistas ingleses. Era laico, pero vivía como si fuera monje. Educó al rey Enrique VIII y éste, en señal de su estima, lo nombró canciller de Inglaterra, sin embargo se opuso a su divorcio. Se rehusó a jurar lealtad al rey por sobre el papa y por eso fue decapitado. Era amigo de todos los humanistas de la época. Fue canonizado en 1935.
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