viernes, 30 de noviembre de 2007

ANTECEDENTES DE LA CRISIS

Ya desde el siglo XI se discutía quien tenía autoridad en la tierra, si el hombre representaba el poder de Dios en la tierra. En este siglo nace la teoría de las dos espadas, con Pedro Damián. Ésta plantea que hay una espada material manejada por el rey o emperador que tiene una autoridad que viene de Dios según todos los cristianos y una espada espiritual manejada por la iglesia católica, por el papa. Ambas espadas chocan constantemente. Estas 2 espadas dividen a la sociedad según sus objetivos. Cabe hacer notar que autoridad es distinta de poder, porque el primero viene de auge, de un crecimiento intelectual y moral. La persona con autoridad es quien se ha formado en una disciplina constantemente, en cambio, el poder lo tiene cualquiera. Lo que sucede es que hoy en día se tiene más poder que autoridad, y muchas veces los que tiene autoridad pasan desapercibidos.

En el año 1302, papa Bonifacio VIII entra en el plano de la teoría del poder. Bonifacio VIII quiere que ambas espadas estén bajo el mando del papa, de forma que una la dirija directamente la Iglesia y la otra los señores, pero con supervisión de la Iglesia. Cuando en realidad esto no es así, porque el mismo Cristo dijo que su reino no era de este mundo, y por ende, el deseo de Bonifacio VIII era arbitrario, caprichoso y abusivo.

El rey de Francia, Felipe el bello se opone a esta teoría. Envía una delegación de juristas para retar al papa, luego lo toman preso y Bonifacio VIII muere en prisión. Luego, Felipe el bello interviene en el Cónclave de 1305 (viene del latín conclavis o cum clave, que significa con llave. Es una reunión existente desde 1271 donde los cardenales eligen al nuevo papa mediante votación y además son como el concejo de éste que al ser elegido adopta un nuevo nombre) para que salga elegido un papa francés que es Clemente V. Este nuevo papa se instala en Francia y años más tarde en Avignon al sur de ésta. Los siguientes 7 papas también viven ahí, desde los años 1305 hasta 1378, o sea, por más de 70 años, siendo este período conocido como el cautiverio de Babilonia. Incluso en este período es cuando Juan XXII condena a Occam y donde se da la peste negra.

Esto provoca que Roma decaiga, se provocan saqueos y ésta se convierte en un conjunto de ruinas con cerca de 30 mil habitantes. Debido a esto, la gente comienza a pedir que el papa vuelva a Roma, y por la intervención de Catalina de Siena, mística dominicana italiana que visita el papa y lo convence violentamente, el papa vuelve a Roma en el año 1378. Un año después el papa muere.

Después de morir, se vuelve a reunir el Cónclave formado por 16 cardenales, 4 italianos y 12 franceses, y debido a la mayoría de franceses la gente piensa que elegirán a un papa francés que redimirá en Francia. Para evitar esto rodean el lugar donde se reunían y los amenazan con muerte su no eligen a un italiano.

Así, sale elegido el italiano Urbano VI, y los cardenales le juran obediencia. Sin embargo este papa tenía mal carácter y los trataba muy mal, lo que los lleva a elegir a un nuevo papa que se va a vivir en Avignon.

Así, en el año 1378 se produce el cisma, ya que había dos papas, uno en Roma y otro en Avignon. Esto provoca que la Iglesia, las universidades, los cardenales y los santos se dividan. No se sabe donde está la autoridad y se crea un problema psicológico en la gente, porque todos se preguntan quien es el sucesor de Pedro. Van pasando los años y se sigue discutiendo. Los papas comienzan a sucederse, los unos excomulgan a los otros y el pánico colectivo comienza a crecer porque se rumorea que nadie entrará en el cielo si no hay un solo papa.

25 años después, al canciller de la Universidad e París, Jean Gerson propone una solución planteando que ambos papas renuncien y que los cardenales elijan al mejor y se reúnen en un nuevo Cónclave en Pisa, eligen a un nuevo papa, pero los otros 2 se rehúsan a renunciar.

Como el problema continúa, se decide bajar un escalón más y dejar todo en manos de un Concilio Ecuménico. Esto era muy difícil porque los tiene que convocar un papa, y probablemente ninguno accedería, sin embargo, el papa de Pisa accede y se reúne el Concilio de Constanza en el año 1417. Éste depone a los tres papas, el de Roma muere antes, al de Pisa – Juan XXIII - lo encarcelan por usurpar el poder pontificio a través de la decisión de los poderes civiles o laicos, y el de Avignon dice que él es el papa real, pero nadie lo sostiene, y termina yéndose a su castillo donde muere a los 94 años.

Así, el cisma termina, después de 39 años, desde el año 1378 al 1417. Sin embargo, esto debilita el poder del papa y debe enfrentarse al Concilio que dicta 2 edictos.

· Sacro Santa: este edicto plantea que debe hacerse una reforma en la cabeza (papado) y en los miembros (toda la demás jerarquía) “Reformatio in capite etin membris”. Esta es la primera vez que se utiliza la palabra reforma. En este edicto se ve que la máxima autoridad está en el concilio, no en el papa y que éste debe obediencia al concilio para que así se reforme la iglesia. Si él dice lo contrario se le excomulgara y castigara. Todo esto fue un gran abuso de poder por parte del concilio.

· Frequens: este edicto plantea que los concilios se deberán reunir frecuentemente para cuidar la vida de la Iglesia. Así, el papa tendrá que convocar a los concilio cada 5, 7 y 10 años sucesivamente. Hay que recordar que antes se reunían cada 100 años o más. Además dicen que si el papa se niega, ellos se pueden auto-convocar.

Esto provoca una pugna entre el papa y el concilio porque los papas se niegan y los concilios insisten en reunirse. Esto provoca que se dé un conciliarismo por cerca de 40 a 50 años.

Este conciliarismo se termina en 1459 cuando el papa Pío II proclama la bula execrable, (execrar: odiar, despreciar) que plantea que no hay ningún antecedente para esta novedad, que en ninguna parte se dice. Además, que si se apoyaba el conciliarismo, esa persona sería excomulgada.

Los siguientes papas no son muy dignos, incluso hasta inmorales, como por ejemplo León X, muerto en 1521, que no sabe como manejar el protestantismo.

Así, la crisis de la Iglesia y el papado dura 200 años, desde 1305 al 1521.

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