jueves, 29 de noviembre de 2007

MARTIN HEIDEGGER (alemán, 1889 – 1976)

Es discípulo de Husserl y se preocupa por los aspectos internos y no externos de la existencia. Se

Es el filósofo más importante del siglo XX. Una de sus obras es “Ser y tiempo”.

Usa el método fenomenológico, tomando observaciones del fenómeno como manifestación del ser

Lo importante de él es como plantea el ser, o sea, la existencia. Sostiene que el ser es un ser ahí, un Dasein, o sea, una manifestación del ser en un contexto determinado, no un ser abstracto ni que está volando, como planteaba Ortega y Gasset al decir “yo soy yo y mis circunstancias”.

Para Heidegger, el ser está ahí, inserto en un contexto. No está despegado de la realidad, no está aquí ni en mí, ya que el hombre está arrojado al mundo. Así, el mundo es un modo de ser del hombre, porque el hombre piensa y comprende todo el mundo, y luego lo crea. Ya no hay lugar en el mundo para Dios.

El ser, el fenómeno muchas veces está “cubierto”, “recubierto”, disfrazado de algo, muchas veces está escondido y hay que sacarlo. El existir, el ser es en un lugar concreto. El mundo no es estar adentro como está una moneda dentro de una alcancía, sino es ser íntimo de, estar en contacto con, estar ocupado. Ser es ser ahí. El hombre no está en actitud contemplativa frente al ser, sino que está inmerso en todo lo que lo rodea, por lo que el mundo es una categoría humana, no divina ni autónoma. Así, el conocimiento será un descubrir, porque en los seres hay constantes disfraces.

Para Heidegger, el hombre crea al mundo, crea el concepto de sociedad, de cultura, ya que todo es obra del hombre. El hombre es una categoría superior en el mundo.

Los seres intramundanos no se dejan conocer contemplativamente, sino que hay que dejar que el mundo actúe en sus condiciones habituales para conocerlo. Ya Einstein planteaba que el hombre estaba inserto en el mundo y que no tiene una visión general, por eso no hay Dios.

El mundo no se puede describir desde afuera, porque estoy en él. El hombre está en situación de poder comprender. Para Heidegger, la esencia del hombre es la existencia ahí, ya que está en concreto, no en abstracto.

Estamos abiertos al mundo, al ser, porque somos un proyecto inconcluso. Solo concluiremos cuando lleguemos a nuestra muerte, por lo que perdemos el tiempo tratando de interpretar el mundo que nos rodea, ya que tenemos la muerte segura, y tratando de conocer el mundo nos desviamos de ella. Todos moriremos, porque lo más propio y personal del hombre es la muerte, que es intransferible. La muerte nos produce angustia, porque nos damos cuenta de lo pocos que somos, se trata de una imposible posibilidad. La muerte es una manifestación del ser cuando entendemos que somos insignificantes.

Otra obra de Heidegger es “Estudio sobre la técnica” donde ésta es la mejor manifestación del ser en siglo XX. En cierta manera, Heidegger anuncia la segunda mitad del siglo XX que fue tecnológica, donde la tecnología sobrepasó a la técnica, ya que cada ver surgen más y más instrumentos tecnológicos, sin embargo, occidente no está satisfecho y quiere más. Lo difícil para occidente es permanecer en el cambio, no ser una momia pero tampoco una veleta, y esto es algo que preocupa a todos, o que al menos debería. Así, vemos que el Islam (momia) y occidente (veleta) se enfrentan. Occidente no se detiene, porque si lo hace se desvirtúa, ya que por esencia es una cultura dinámica y no estática.

La filosofía del siglo XX es pesimista. Uno de los filósofos es Jean-Paul Sartre (francés, 1905 – 1980) con su obra “El ser y la nada”. También escribe muchas novelas y obras de teatro que muestran su filosofía. Una de ellas es “Huis Clos” que quiere decir algo así como “a puerta cerrada”, donde hay 3 personajes muertos que se encuentran en una pequeña pieza muy claustrofobia y que tuvieron una vida muy poco ejemplar, por lo que tendrán que enfrentarse entre ellos por toda la eternidad. Otra obra es “El infierno son los otros” donde plantea que el ser humano es un vestigio de una existencia que termina con la muerte, y “El diablo y Dios”, donde dice que buscó a Dios y no estaba, haciendo que la nada y el vacío sean Dios, de manera que el hombre ha suplantado a Dios y reducido a la nada, ya que lo define como una pasión inútil. Sartre patrocino la revuelta estudiantil durante mayor de 1968 en París apoyándolos. No fue un gran filósofo a pesar de todo.

Otro pensador es Michelle Foucault (francés, 1926 – 1984) quien predice el fin del hombre y de Dios diciendo que el hombre es un producto reciente destinado al fin. Además estudia los casos marginales como la homosexualidad, la locura y la brutalidad. Él mismo fue homosexual, por lo que le dio sida. En esta filosofía de la marginalidad se da mucho el pragmatismo, ya que buscaba experimentar todo.

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