viernes, 30 de noviembre de 2007

TOMÁS À KEMPIS (Kempen, Alemania, siglo XV, 1379 – 1417, 1400)


Estudió en Holanda con los Hermanos de la Vida Común, se unió a los agustinos y ofició como sacerdote.

Escribe una obra llamada “De Imitatio Christi” o sea, “Imitación de Cristo”, donde orienta la religión hacia otras fuentes, no hacia el estudio, no a la teología ni a la filosofía. Se centra en la vida de Jesucristo, no en la doctrina ni en la teoría. Plantea que en la vida de Cristo encontraremos remedio a nuestras calamidades. Llama a vivir como vivió Cristo, no a estudiar porque hay temas muy complejos, y por ende estudiar es malo.

Esto es fideísmo, creer porque sí, lo que no es catolicismo ya que éste siempre está estudiando y sacando encíclicas. Dice que el filósofo es soberbio y el hombre común en humilde, lo que en realidad no es así, ya que muchos filósofos son humildes como por ejemplo Santo Tomás de Aquino. El que realmente es sabio, es humilde.

En él hay influencia de Occam, ya que si no hay universales no se saca nada con estudiar. Manda a callar a los doctores.

Lo que plantea Kempis es absurdo, porque si no estudiáramos seríamos islámicos, no occidentales que piensan y revisan por el legado greco-romano. Imitar a Jesús está bien, pero él también debatía y sabía muchas cosas.

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